Y te darán la muerte.
Un calculado rayo
de brillos minerales
buscará tu final
soberbia adentro del morrillo.
Aplaudirán en pie
quienes piensan que acaban de librarse
del horror a morirse
a solas y en silencio.
El campo se caerá
a peso de conciencia limpia.
Le cortarán al toro las orejas
para que no se entere
del funeral alegre de su muerte.
Llegarán las mulillas
con su son aniñado de cantares
y arrastrarán al campo
hasta el infierno donde
descuartizan espigas
y desguazan arroyos
y funden las mazorcas
de maíces tan de oro
que parecen robadas
del sótano del templo
mayor de Moctezuma.
A campo ajusticiado sonarán
los húmedos hachazos
de los desolladeros
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