Gracia M. Acal Chacón



  El vino

  El vino como un brujo, acarreando
arenas más alegres a la vida,
llevando de la mano venas locas
al alma brincadora y montañera del poema.

El vino quieto y denso como un buda,
panzudo de bondad en los barriles
y látigo de nombres por los vasos,
inventa novias tibias y cosechas
y agranda los jornales hasta el sueño.

El vino para irse un poco a Dios.
El vino para echar barcos de horas
en el pozo feliz del "que más da".
El vino en el calambre de la garra que somos.
el vino acuchillando los recuerdos,
tapando cementerios de la frente,
mimando los más locos imposibles,
de noche apacentando hombres dormidos.

El vino espoleando besos mansos
como un a ver si estallan en mordiscos

El vino floreciente y misterioso
se curva de milagro en los copones
mientras tanto.

 
José María Requena (La sangre por las cosas)