Remedios Cobo

 


  El olvido

 


Así, con el olvido, parecemos
arcángeles del todo sin la piedra.

De pronto anochecemos en los nombres
y el agua de la charca se hace pájaro.

Olvido va campanas volteando
por pardos torreones pensativos.

Así nace el arroyo de morirse
en un rincón cualquiera de otras almas.
Así se empinan besos de otros días
y no alcanzan del labio ni una curva
ni nada de palabra que los salve.

Se queda corto el campo para el grito.
Ya nada nos detiene para el cántico.
¡Qué luz de cuando niño por el río!
¡Qué altiva peregrina va la sangre!
¡Qué modo tan azul de ser distintos!

Y todo viene a ser como una risa
pulsando rigidez de viejas alas;
como un hombre cerrando palomares
después de mucho nido por la espalda.

 
José María Requena - (La sangre por las cosas)